Hoy voy a hablar un poquito sobre mis colegas de profesión: bibliotecarios de Hospital y de Universidad (facultades de ciencias de la salud). Son ellos los que se encargan de localizar la información que el usuario necesita, buscando en catálogos, bases de datos, buscadores, revistas, libros, redes sociales, preguntando a otros colegas por teléfono, correo o listas de distribución o incluso localizando al autor de un artículo o un trabajo para pedirle ese artículo para el usuario.
Todas las bibliotecas cuentan con un fondo de revistas y libros. Cada vez más revistas y menos libros, y los libros tienden a ser electrónicos debido a la facilidad de este formato para actualizar contenidos. Pero tener las revistas suscritas no implica que podamos acceder a ellas, ¿por qué? Muy bien, os voy a copiar y pegar un «cuento» que enviaron no hace mucho a la lista de distribución BIB-MED. No voy a dar «nombres» ni «comunidades autónomas», pero quiero dejar aquí la historia para que opinéis, para que sepáis que a estas alturas todavía estamos como en el colegio (y hablo en sentido figurativo). Desde este blog, mi apoyo a mis compañeros a quienes tanto les complican su trabajo. Contad conmigo si necesitáis cualquier cosa:
Ha llegado el momento de contaros un cuento. *No os perdáis el final (es de lo más interesante).*
Había una vez unos bibliotecarios de Ciencias de la Salud en una Comunidad Autónoma de España, que tenían el anhelo y la necesidad de que sus usuarios fueran felices con sus bibliotecas. Esto suponía ponerse a trabajar en crear una biblioteca virtual que diera a todos la mayor y mejor información posible para realizar sus tareas asistenciales, investigadoras y de formación continua posible.
Con el paso del tiempo y, aunque las plantillas de estas bibliotecas eran y son claramente insuficientes, trabajaron mucho mucho mucho y por fin vieron una lucecita al final del túnel: consiguieron que se aumentaran los presupuestos para suscripciones y bases de datos y que los usuarios empezaran a estar muy muy contentos, pues ya tenían acceso a muchísima más información y muchísimo más rápido.
Esta buena noticia incluía a nuestros propios usuarios y a las bibliotecas externas que nos solicitaban artículos.
Pero un día de agosto de 2009, algún ser supremo de otra Consejería, decidió que se leía mucha prensa en el trabajo y que eso hacía mermar la productividad de los trabajadores de toda la Comunidad Autónoma, y se optó por impedir el acceso a muchas de las suscripciones electrónicas y de bases de datos como PubMed.
Contrataron a una empresa externa para que filtrara las URL y entonces ¡Dios mío! ahí entraban las revistas médicas y de investigación y desde entonces hay revistas de Ginecología que las “categorizaba” como “contenidos para adultos” o de Pediatría que las “categorizaba” como “contenido pederasta” o PubMed que lo “categorizaba” como “prensa”, a las que no podía acceder.
Los bibliotecarios se quejaban, lloraban, explicaban y suplicaban que esto era un esperpento y un despropósito, pero no conseguieron nada y el ser supremo seguía sin solucionar el problema.
*¿Cuál es el final del cuento? Os preguntaréis. Pues que éste no es un cuento: es la realidad que estamos viviendo los bibliotecarios de Ciencias de la Salud de la Comunidad Autónoma de [***] y todos nuestros usuarios y que, de momento, no tiene visas de ser solucionado.*
*Yo, desde aquí, pido perdón a todos ellos por haberles hecho creer que íbamos en el buen camino para conseguir una buena Biblioteca Virtual y decirles también que NO NOS HEMOS RENDIDO.*
Yo añado que cuentan con el apoyo del resto de bibliotecarios, que entendemos la incongruencia de esta situación y que estamos aquí para lo que necesitéis.